Apenas sensitivo by Andrés Trapiello

autor:Andrés Trapiello [Trapiello, Andrés]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Otros
editor: ePubLibre
publicado: 2011-01-01T00:00:00+00:00

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ADELANTAMOS un día el viaje a Las Viñas para poder acudir a la Feria del Libro de Cáceres, donde la editorial había previsto presentar la novela.

Pobre diario. Este año toca hablar de ferias y atracciones. Se verá como un ejido, desolado y polvoriento.

Asistió al acto la concejala de Cultura del Ayuntamiento, una mujer muy amable, que me preguntó, al verme:

—¿Ya conocías Cáceres?

Como era la última pregunta que me hubiese esperado oír, le respondí titubeante que sí, y ella interpretó ese azararse por timidez, y para romper definitivamente el hielo, me preguntó a continuación si era la primera vez que estaba en Extremadura. Se hallaban presentes el amigo J. y dos o tres libreros, que me miraron con desolación, no sé, como si yo fuese a marcharme en ese momento de allí, en justa correspondencia. Yo en cambio, contagio de lo del papa, les miré con mansedumbre y levanté la mano como el pantocrátor, y cuando estaba a punto de decirle «está bien, vete a tu casa y no peques más», ella se adelantó y me aseguró que es una tierra que me iba a gustar mucho. No pudiendo sufrirlo por más tiempo, los amigos la informaron con reserva, por si se tomaba a mal la aclaración, que uno no solo tiene una casa en Extremadura desde hace veinte años, sino que ha escrito cientos de páginas sobre esta tierra. La mujer oyó todo aquello con una expresión benditísima, y empezó a palmear entusiasmada, sin el menor apuro.

Alguien me preguntó después, en un aparte, si no me molestaba que aquella mujer ni me conociese de nombre ni me hubiese leído. La verdad es que no. Al contrario. Si hubiese sido Baroja, quizá. A este le molestaba que en los hoteles no le reconocieran, al ir a inscribirse. A mí, para las cosas que quiero ver en la vida, me conviene más el anonimato. Al ser un hombre común, nadie repara en ti, y siguen haciendo y hablando las cosas de siempre. Ante el escritor célebre, todo el mundo se ahueca y trata de ponerse a su altura, o por el contrario, se encoge, y no abre la boca. La celebridad estropea el medio, alterándolo, como cuando entra un gallo en corral ajeno.

Además yo estaba del mejor humor, como para ocuparme de esos asuntos. Minutos antes me había pasado por la librería de viejo de Cáceres y había comprado algunos libros, entre ellos la primera edición del Diario de un poeta recién casado dedicado por Juan Ramón a Ramiro de Maeztu, con esa letra suya aljamiada y distinguida. Mi amigo el librero me contó incluso cómo había llegado ese libro a Cáceres, y yo se lo agradecí tanto o más que el trato deferente que me dispensa desde hace años, porque con los libros viejos viene siempre una historia que los completa. Es una de las ventajas que tienen sobre los nuevos: la historia que arrastran. Fue también el caso de Ángel fieramente humano, que volaba a su lado, más humano que ángel.

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